En
mi casa como en la mayoría de los hogares de Las Tunas y del resto de Cuba, se intensifican los
preparativos para el nuevo curso escolar, que comenzá el 5 de septiembre con una matrícula superior a los 90 mil educando en el territorio.
Hoy
y mañana constituyen jornadas decisivas en el alistamiento del alumnado y de cuantiosos
recursos materiales.
Las efusivas
conversaciones con los muchachos refuerzan aspectos vitales sobre valores y el
estudio a fin de contribuir a concretar un período lectivo superior a los
anteriores.
Los
niños que asistirán por primera vez a las escuelas y los alumnos que cambian de
nivel de enseñanza, se debaten entre numerosas expectativas para enfrentarse
con decisión, cuestiones en las que padres, familiares y amigos deciden en la
transmisiones de valiosas experiencias.
Sustanciales
cifras de alumnos, especialmente de la Enseñanza Superior, se han movido o se
preparan para partir en breve hacia distintas universidades del país, en busca
de prepararse en especialidades que no se imparten en los centros del
territorio o por intereses personales.
En
cuanto a la preparación material se
destacan los reajustes de uniformes escolares, el alistamiento de mochilas,
libros, libretas, lápices y otros objetos imprescindibles.
Desde
el escenario familiar se prepara uno de los eslabones básicos en la educación
cubana, en la cual se vinculan con tareas concretas varios factores de la
sociedad
Históricamente
esta integración multifactorial ha decidido en los ascendentes logros
alcanzados en el ramo, y que constituyen experiencias favorables, transmitidas
a otras naciones.
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