Quisiera que me interpretara con realismo y comprensión, la afirmación de que mi familia es un buen ejemplo de los plenos derechos humanos actualmente en Cuba.
No merezco ser tildado de absolutista, pues mi ética profesional no lo merece. Parto de que somos negros y descendientes de campesinos pobres, sin embargo, mi esposa y yo somos másteres sin costo alguno en los largos años de estudio, primero para llegar a ser licenciados universitarios y después para tener las facilidades en la continuidad de superación desde los puestos laborales, sin afectar los respectivos salarios.
Mi esposa ha realizado viajes a misiones internacionalistas en Educación a Venezuela y a Nicaragua, sin discriminación racial ni de género.
De mis tres hijos, el mayor cursa el quinto año en régimen de becario en la Universidad de Ciencia Informática en la capital de Cuba, a unos 670 kilómetros de la oriental ciudad de Las Tunas, donde resido; y la segunda, anda por el cuarto año de Ciencias Jurídicas. Mientras, el tercero en septiembre del próximo año comenzará la carrera de Medicina. Todo esto de forma gratuita como para el resto de los cubanos.
Te digo más, durante los cinco años de carrera del mayor, viene y va de la Universidad, dos veces por curso, en ómnibus modernos, sin costo alguno. A todo lo anterior se suman las diversas asistencias médicas de manera gratis.
Si me sigues te comento que soy director del periódico provincial de Las Tunas hace 22 años, sin privilegios personales ni gremiales, pero con mucha modestia y humildad.
Tengo facilidades como cualquier cubano como la comunicación con el mundo a través de internet, casa confortable y cercanía de múltiples servicios vitales para vivir honradamente en Cuba.
Sin engañarte, vivo holgadamente aunque deseo pasarla mejor y por eso contribuyo a la actualización del modelo económico cubano, que la mayoría defendemos para que se fortalezca el socialismo en beneficio de todos.
Reiterándote, que mi familia constituye un ejemplo de los derechos humanos en Cuba, después del Primero de Enero de 1959 cuando triunfó la Revolución con Fidel Castro al frente, y que por fortuna nos sigue guiando y advirtiendo al mundo entero sobre los principales peligros del momento con los cambios climáticos, el posible desencadenamiento de la Tercera Guerra Mundial si Estados Unidos e Israel atacan a Irán y la crisis económica global.
Si llegaste al final de este modesto esbozo de cubano común, te darás cuenta de mi realismo y la afiliación completa al proceso revolucionario, pues antes de él era letra muerta como ocurre hasta hoy en muchos países, el sentido de la votación el 10 de enero de 1948 en la Asamblea General de Naciones Unidas de la Declaración de los Derechos Humanos y que en 1950 la misma institución declaró a la mencionada fecha como Día de los Derechos Humanos. Por tanto hoy es una fecha relevante en los pueblos independientes o en lucha y desconocida en los oprimidos o subyugados.
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