En
estos días se celebra con justeza el aniversario 40 de la constitución de los
Órganos Locales del Poder Popular. El 31 de octubre festejaron el cumpleaños de
las asambleas municipales, y el 7 de noviembre recordaron el onomástico de la institución
provincial. Estos momentos de regocijo culminarán 2 de diciembre con el
correspondiente al Parlamento Cubano.
Las
sesiones solemnes en los ocho municipios fueron oportunas ocasiones para
estimular a fundadores y a contribuyentes destacados Este domingo en el teatro Tunas se hará la
jornada provincial con similares características a las mencionadas para cerrar
con broche de oro la conmemoración en el territorio.
Bajo
las acciones de tales estructuras gubernamentales se puede hablar de constantes
ejecutorias para dejar atrás el subdesarrollo de Las Tunas, heredado de la etapa neocolonial
y que comenzó a borrarse con el triunfo de la Revolución, el Primero de Enero
de 1959, bajo la certera guía de Fidel.
Durante
las cuatro décadas de incesante labor han impulsado la creación y el funcionamiento
de diversas estructuras, que respaldan el cause del porvenir tunero, en medio
de sueños, aprendizajes, limitaciones y compromisos con el pueblo.
Ha
sido constante el perfeccionamiento de métodos y estilos de trabajo y la
superación de los cuadros para canalizar las vías más viables, en el duro andar
hacia las paulatinas conquistas para reforzar el bienestar en el territorio.
Con
claridad meridiana los órganos han funcionado con el concepto de que la
atención al pueblo es el primer deber. Esto tiene la mayor demostración en el real
ejercicio de democracia a través de los procesos eleccionarios y de rendición
de cuenta. En el primero, las masas eligen libremente a delegados o diputados y
en el segundo se dialoga con los delegados sobre las problemáticas en los
barrios para buscarles solución de manera conjunta e incluso pueden revocar a sus
representantes de las comarcas. A lo anterior se suma la exigencia para que los
organismos den respuestas a las quejas de la ciudadanía en las diversas formas
establecidas.
Las
sesiones periódicas de las asambleas fungen como adecuados procedimientos para
chequear y proyectar tareas, que posteriormente siguen los consejos de administración,
todo encaminado a cumplir las prioridades para avanzar en la ejecución de los
planes económicos y presupuestarios.
Pese
a los esfuerzos, no se han librado de la adopción de medidas en organismos y
unidades para enfrentar hechos negligencias, delictivos, insuficiencias y
morosidad, que entorpecen las gestiones.
Las
acciones mancomunadas con los pobladores ha posibilitado el mejoramiento en la imagen de ciudades, pueblos
y comunidades, lo cual influye en la espiritualidad de los moradores, aunque no
siempre se ha reaccionado con la rapidez requerida por razones objetivas y
subjetivas.
Cuando
andamos en momentos de recuentos, considero adecuado señalar que en el edifico
que actualmente ocupa la CTC, en la calle Vicente García, en la capital del
terruño, se instaló la primera dirección de la Asamblea Provincial, que estuvo
encabezada por Enrique Avalo Bosch, presidente; Lino Amarelle García,
vicepresidente, e Ignacio Gómez Celorrio, secretario. También merece mencionar
que de los fundadores se mantienen seis como delegados de circunscripciones.
Durante
este tiempo se han sucedido las necesarias renovaciones de mandato y el
perfeccionamiento de mecanismos para lograr mayor eficiencia en las tareas, que
cada vez más se intensifican para consolidar el desarrollo integral del
territorio y esforzar la búsqueda de soluciones a las necesidades de los
ciudadanos.
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