Con
esfuerzos múltiples la ciudad de Las Tunas mejora el rostro con obras nuevas o
remozadas para beneplácito de sus habitantes y visitantes.
Aunque en lo
que va de año se ha dado un notable impulso, esencialmente en el centro
histórico de la urbe, hace algún tiempo que se suman determinadas proporciones.
La renovada
imagen vaticina un cercano cumpleaños, aunque en el movimiento poblacional no
esté impregnado un ambiente festivo.
Sin
aglutinar esfuerzos para una amplia difusión sobre el festejo por el
aniversario 222 de la fundación, el 30 de septiembre, la villa va con su carga
bicentenaria y el tremendo deseo de recibir mayores beneficios de sus hijos.
Desde el 210
cumpleaños Las Tunas no ha tenido una convocatoria merecida por su creación, y
como se dice en buen cubano, casi siempre ha pasado por debajo de la mesa.
Muchos
tuneros lamentan el silencio casi sepulcral sobre la fundación de la ciudad,
pues aún existen criterios de que puede ser otro año, que no sea 1796 como se
dijo anteriormente.
Quienes
siente el innecesario silencio, les duele porque ciudades como Baracoa,
Santiago de Cuba, Bayamo, Camagüey, La Habana, Matanzas y otras, reciben
barrajes de anuncios recordatorios y movilizadores de masas.
Parece que la fecha fundacional del terruño necesita una
mirada más acuciosa de sus moradores y autoridades para que las celebraciones
adquieran la magnitud que tiene.
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