Desde
temprano en la mañana de este 4 de septiembre comenzó el ajetreo en el
seminternado Toma de Las Tunas, próximo a mi casa, en el reparto Aurora de la
ciudad de Las Tunas.
Seguidamente
empezó a sucederse la presencia de alumnos y padres, hasta el acto de inicio
del curso escolar. Junto a ellos se reiteraron saludos, apretones de manos,
besos y abrazos, pues hacia casi dos meses que estaban de receso escolar.
Los
directivos y educadores participaban efusivamente en los tiernos encuentros,
cargados de sensibilidad, amistad y solidaridad. Seguidamente, fue la actividad
de recibimiento y apertura, en la cual se saludó e impartieron precisas
orientaciones para el buen funcionamiento del período lectivo 2017-2018, entre
ellas el estudio, la disciplina, el uso del uniforme y la asistencia a clases.
Cuestiones
similares se sucedieron a lo largo y ancho de la provincia, en la cual cientos
de centros docentes abrieron sus puertas para recibir a los más de 96 mil
alumnos y a los centenares de educadores.
Con esfuerzo
multisectorial se garantizó la apertura de todas las enseñanzas, pues hubo que
laborar fuertemente en construcciones, rehabilitaciones, limpieza y
embellecimiento, la distribución de la base material de estudio, la asignación
de alimentos y otras gestiones básicas para garantizar un inicio escolar
satisfactorio.
Fue
importante el apoyo de Salud para higienizar los planteles a fin de evitar la
transmisión de enfermedades.
De manera
general, Las Tunas como el resto de Cuba, da prueba de consagración y prioridad
para garantizar la arrancada del curso, una de las actividades más importante
en los inicios de septiembre.
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