Junto a
tantos destrozos, el huracán Irma dejó escasas lluvias para almacenar agua en
las deprimidas presas de Las Tunas, como simulando que aportaba algo no
criticable.
Hasta eso se
le carga a los negativos vestigios de su nefasta presencia, porque fue tan cruel
que los lamentables daños no tienen comparación con el minúsculo porcentaje de
llenado, que se aproximó al 40, poco distante del 24 en que se encontraban
antes de ella.
Los embalses
quedaron con sed y a la población maldiciendo porque puedo ser más benévola con
los tuneros.
Resignados a
sus deseos, no queríamos que hubiera entregado aguaceros más fuertes y
prolongados a cambio de mayores afectaciones.
De los ocho
municipios, solo Manatí, Puerto Padre, Jesús Menéndez y Las Tunas recibieron
precipitaciones por encima de los 100 milímetros. Hasta estas fueron medianas
en comparación con las potencias de la nubosidad acompañante que nos rondó. Y
como cuestión de ensañamiento, en estos cuatros territorios se registraron las
mayores devastaciones.
Con los
escurrimientos procedentes de la vecina provincia de Holguín, la presa Juan
Sáez, la mayor de Las Tunas y ubicada en el municipio de Jesús Menéndez, milagrosamente
acumuló el 30 por ciento de su capacidad al completar 33 mil 520 hectómetros
cúbicos
No obstante,
los 23 embalses administrados por Recursos Hidráulicos sintieron cierta
mejoría, con el completamiento cercano a los130 mil hectómetros cúbicos, que indudablemente los
pone en mejores condiciones para abastecer a la población.
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