Pese a las
oportunas informaciones sobre el restablecimiento del horario de verano, muchos
fuimos sorprendidos en la mañana de este domingo con su implantación desde la
media noche del sábado.
Hasta los
relojes y celulares estaban desactualizados al amanecer dominical. Solo
funcionaban correctamente aquellos que sus dueños los habían adelante en la
media noche o antes de ella.
Con el curso
del domingo, la ciudadanía de Las Tunas se fue adaptando al tiempo restablecido, que
significaba el adelanto de una hora al régimen existente desde el segundo
semestre del 2016.
Los menos
sorprendidos fueron aquellos que tuvieron que madrugar para incorporarse a distintos
puestos laborales inviolables por la imprescindible función social, como ordeño
y alimentación de vacunos, panaderos, venderos de leche y pan, transportistas, servicios
de Salud, Comercio y Defensa, entre otros. También que debieron levantarse
temprano para realizar gestiones personales o trasladarse hacia diferentes
destinos.
Los más
afectados en todo esto han sido los ciudadanos acostumbrados a dormir largo
tiempo, por diferentes razones, como el aprovechamiento del descanso programado
o poseer menos responsabilidades en los quehaceres hogareños.
En general,
la jornada dominical sirve como entrenamiento para toda la población, pues para
evitar desacomodos y llegadas tardes a los puestos laborales, desde este lunes
y hasta octubre, aproximadamente cuando ocurra el otro cambio.
La economía
y las tareas de las casas pueden sentir cierto ahorro porque como hay más
tiempo para utilizar la luz solar, se emplea menos la electricidad.
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