domingo, 14 de mayo de 2017

Bello día para mamá

Un encuentro especial protagonicé hoy junto a mi madre, que no dejaba de expresar su alegría por estar entre sus cinco hijos.
Como de costumbre, en el Día de las Madres, a su alrededor era un mar de infinito amor, entre muestras de sencillez y sinceridad, que volvían a inscribirse con belleza y ternura. En Las Tunas esto es tradición.

Las particulares maneras de compartir con sus ya viejos críos, las sometía a querer darle un bocadito a cada uno de cuantos alimentos les entregaban. Como siempre eso le hacía disfrutar de felicidad en cada momento, pues no puede realizarlo cotidianamente porque  vivimos separados, aunque dos residen a poca distancia.
Yo era el más remiso, porque consideraba que ella era la que mejor debía alimentarse, pero en ocasiones tenía que recibir los bocados, extendido con tanta ternura e insistencia.
Entre  juego de dominó, algarabía, música, comida y bebida transcurrió la jornada especial, en la que cada uno de los cinco le hizo un regalo como distinción de la trayectoria familiar.
A pesar de acercarse a los 90 años reiteradamente era dueña del espacio con sonrisas, pasillos, mojadas de los labios con bebidas alcohólicas, narrar pasajes familiares o de la comunidad y regañar con severidad por las travesuras de algunos pequeños de los descendientes presentes.
Tres de mis sobrinas con sus críos compartieron en la hermosa jornada de homenaje, con sus respectivos halagos.
En verdad, transcurrió una interesante jornada, en la cual los niños se destacaron en los coros de felicitaciones sucedidos en los momentos de encender las velitas del kake, rodeado por refrescos y mucha alegría.
Nuevamente la familia dio muestras de unidad y de amplio sentido del homenaje a mamá, quien disfrutó a sus anchas el emotivo encuentro..



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