Fidel extendió con claridad la concepción de hacer cuanto sea posible para salvar la cultura del país, frente las campañas hegemonistas para tratar de desmontar
nuestro sistema autóctono y soberano, escogido libremente por la mayoría de los
cubanos.
Los criterios
de que lo primero que hay que preservar es la cultura, no se limita al
desarrollo artístico e intelectual, sino que abarca a todas las actividades de
la vida que nos distinguen como nación.
En eso
estriba la idea de fortalecer las acciones para profundizar sobre el conocimiento
de donde venimos, donde estamos y hacia donde queremos ir, sin mediaciones de
enemigos externos e internos para intentar desviarnos paulatinamente del camino
escogido.
Por eso, lo
esencial de la concatenación de los procesos históricos del país en todos los
ámbitos, entre ellos las luchas libertarias, el desarrollo cultural, las
tradiciones, las costumbres y los restantes elementos que conforman el sostén
de un país libre.
Sin querer
desconocer o justificar las debilidades en diferentes frentes, la lógica indica
que para seguir ascendiendo tenemos que actualizar lo hecho y ratificar lo que
haya salido mal en el proceso independentista y socialista casi exclusivo en el
mundo. Por eso no debemos echemos manos a lo que interfiera en nuestro destino
como productos seudoculturales, el consumismo y la hipercrítica a los errores.
No puede
perderse de vista que la actualización del modelo económico y social de la
nación cubana proclama la integración de todos los factores para construir la
sociedad que aspiramos, donde cada vez más estén presentes el humanismo y la
solidaridad.
Frente al
constante esfuerzo para elevar la cultura general integral de la ciudadanía,
está el desafío para quitarle espacio a las ideas neocoloniales y del
capitalimo salvaje, que nos quieren imponer de diferentes maneras, entre ellas
la avalancha de propuestas exteriores para introducir la banalidad, el
consumismo, la extravagancia, el sexo, la discriminación y la enajenación, el
vicio, el juego, el individualismo y otros fenómenos negativos, que el Estado
ha tratado de tronchar.
Las
limitaciones económicas, el boqueo de Estados Unidos contra Cuba y la influencia de la crisis económica mundial, se conocen y por eso
se trata de imponernos a tal realidad con medidas económicas, políticas y sociales
acorde a lo que aspiramos la mayoría. Ahí tenemos una línea de acción vital
para fortalecer la unidad y hacer prevalecer lo nuestro, construido con tanto
esfuerzo.
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