A la colega de Las Tunas Graciela Guerrero la apasionan los temas de sentido humano, tanto para resaltar
valores de personas consagradas como para fustigar incongruencias sociales, que
generan cuantiosas afectaciones en distintas actividades.
Por eso, le
gusta concentrarse en historias de vida de ciudadanos distinguidos en sus
quehaceres como médicos, maestros y otras funciones vitales para las gestiones
de la población, tanto en el territorio como en misiones internacionalistas.
En el
abordaje de asuntos peliagudos recibe reconocimientos de lectores e
internautas, y a veces desata incomprensiones de quienes se ven señalados o desempeños con
imperfecciones o aquellos que tienen vínculos con maltratos, indisciplinas
sociales, irrespetos y otras manifestaciones contrarias a los patrones de
conductas inculcados por la Revolución.
Ella asume
responsablemente el mandato de los Medios de Difusión Masiva, comprometidos con
el reflejo de la realidad con sus virtudes y defectos, y que forma parte de la
estrategia general para divulgar los mejores ejemplos a seguir y atacar las
imperfecciones con la intención de eliminarlas.
En esencia,
hablo de quienes desempeñan tan digna misión de divulgar el quehacer cotidiano
como demostración de lo tanto que hacemos y podemos en el perfectible sendero
para construir el socialismo próspero y sostenible, planteado por la mayoría de
los cubanos, en medio de apremios y retos, que pretenden promocionar la obra de
los vanguardias y ayudar en el combate contra las conductas torcidas o
incorrectas para avanzar con mayor solidez y agilidad.
En muestro andar profesional encontramos individuos
y colectivos, que merecen constante destaque por reiterados cumplimientos, sin
importarles los obstáculos que deban apartar. Sin embargo, no pocas veces tropezamos
con personas con las que tenemos que debatir para esclarecerlas por ciertas incomprensiones
sobre diversas cuestiones en los pasos firmes que da el país para afianzar los derroteros
autóctonos y audaces para garantizar la perdurabilidad del proceso hacia la
construcción del socialismo próspero y sostenible, que ha se propuesto la
mayoría de los cubanos.
A veces
constamos con individuos con posiciones pesimistas en el camino hacia la añorada
etapa superior a que aspiramos alcanzar, pues sus puntos de vista se concentran
en errores, limitaciones y defectos en procedimientos, pero lamentablemente los
achacan a otros, como si estuvieran fuera de la candela brava para destruir insoportables
barreras, allanar el sendero y consagrarnos cada vez más para conquistar el
futuro luminoso.
Quienes se
comportan así no han reflexionado profundamente sobre las advertencias de Fidel
cuando ahondaba alrededor de las dificultades que encontraríamos en la construcción
de la obra común, pero ante eso deberíamos enfrentarnos con la decisión de
vencer.
Como nunca
hace falta la contribución de los que permanecen sentados en el banquillo de
espera porque caigan del cielo las mejoras para apropiarse de ellas sin sacrificios.
Tenemos el
encargo de sumar las voluntades de quienes pretenden rodearse de actitudes apáticas,
hipercríticas y pesimistas, pues en el concierto constructivo no hay
exclusiones, porque a todos recibimos los efectos de las limitaciones
económicas de la nación, el endurecido bloqueo de Estados
Valen las
críticas para influir sinceramente en la erradicación de las deficiencias, que
tanto perjudican en el camino ascendente que nos hemos propuesto para vivir
mejor.
Desde el VII
Congreso del Partido se ha explicado exhaustivamente las bases, los principios,
las estrategias y las prioridades de nuestro modelo económico y social con la
finalidad de esclarecer las proyecciones implementadas para escalar al escalón
superior que todos deseamos y no siempre asumimos como tarea de todos.
Comprensión y
acción reclaman consolidación particular y general para agilizar el trayecto
hacia el podio del pleno desarrollo y de mayor satisfacción.
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