Incontables
veces había concurrido al hospital pediátrico Mártires de Las Tunas a
cuestiones médicas de mis hijos, pero en la mañana de este viernes fue diferente porque lo hice para conocer la
nota del examen práctico de mi retoño menor Reinier, que obtuvo 94 puntos en la
antesala del Estatal, que hará próximamente en busca del título de Medicina.
La excelente
puntuación llenó a todos de regocijo, incluyendo al tribunal que extendió
felicitaciones tanto a Rey como a los otros dos compañeros, que obtuvieron
similar calificación.
Besos,
abrazos y congratulaciones que sucedieron a los consagrados muchos, que se habían
examinado en la rotación de Pediátrica.
.Ante tanta
alegría, mi hijo hablaba poco y silenciosamente ayudaba a distribuir la
merienda que llevamos.
En medio del
espacio dedicado al consumo de los alimentos ligeros, el doctor Rigoberto
Rodríguez Arévalo, presidente del
tribunal, no se cansaba en aconsejar sobre el enorme esfuerzo que deben
realizar en los estudios para el complicado y voluminoso examen final y cómo
entrarle poco a poco y sin desespero.
El doctor se
brindó para aclararles cualquier duda que surjaa los pupilos en el trayecto de
los estudios, incluso atenciones en su casa.
El
experimentado profesor y pediatra estaba
visiblemente contento, al igual que sus otros dos compañeros, porque el trío de
pichones de médicos habían demostrado buenos conocimientos, reflejados en las
puntuaciones más elevadas de los primeros nueve alumnos examinados.
Al final del
encuentro con familiares de los examinados, los tres doctores desearon buena
suerte a los muchachos y los exhortaron a consagrarse cada vez más para que aprueben
el examen final y posteriormente sean buenos profesionales en los respectivos lugares que les asignen.
En resumen, este 23 de junio posibilitó el pase de mi hijo
al examen estatal. Todo transcurrió con
nerviosismo, pero con bastante alegría. Otro triunfo de mi esforzado hijo y de
la familia.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario