viernes, 9 de junio de 2017

Augurios de fin de curso

La creciente disminución del bullicio estudiantil se nota en la cuadra de mi casa, en la cual se ubica el seminternado Toma de Las Tunas, con una matrícula con cientos de alumnos de la Educación Primaria y situada en las cercanías de la Plaza de la Revolución, en la cabecera provincial.

Como terminaron las pruebas y esperan por el acto de conclusión del período lectivo, prácticamente están de vacaciones como en el resto de Cuba. Algunos rondan por la escuela vestidos de civil y retornan a los hogares a la hora posible que pasen a recogerlos sus padres trabajadores, que saben la circunstancias.
Aquellos que tienen compañías en las casas no vienen al centro docente y esperan tranquilamente por el cierre del período académico, en el cual los educadores del territorio en general batallan por obtener por cuatro año consecutivo la Condición de Provincia Destacada, y así mantenerse en la vanguardia del país.
Generalmente la bulla molesta, pero los vecinos empezamos a extrañar la algarabía en la entrada y retorno y el receso docente, que al mediodía se mezcla con música.
También ha disminuido el ruido de los vehículos que en horas tempranas de cada mañana traen alumnos o los recogen en las tardes.
Comienza a concentrarse la nostalgia barrial por el bullicio escolar, que en esencia esparce alegría y motivaciones, que trascienden hasta los hermosos recuerdos de quienes ya no estamos en el ciclo escolar.
En el fondo también se disfruta la felicidad de los escolares, especialmente en estos días cuando el calor es agobiante, hasta en vestimenta ligera o ante aparatos de ventilación.

Más a lo íntimo, en la mente revolotean los deseos de buen final de curso y un agradable disfrute de las cercanas y merecidas vacaciones.

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