martes, 20 de junio de 2017

Maravilla de Guantánamo

Después de varios años, recientemente volví por segunda ocasión, al zoológico de piedra, una de las maravillas de la provincia de Guantánamo, que por su singularidad siempre es atractivo a mucho público de Cuba y otras partes del mundo.

En este museo patrimonial a cielo abierto, creado por el ingenio del escultor Ángel Íñigo y seguido por su hijo de igual nombre, después de la desaparición física del padre. El talento de ambos consagrados se revela ante el visita en cada palmo del trayecto de dos kilómetros que va llevando a cada una de las más de 400 piezas, que reflejan una amplia gama de animales de distintas partes del orbe, esculpidos sobre piedras calizas.
A más de 20 kilómetros al noroeste de la ciudad de Guantánamo, capital de la provincia de igual nombre, en el municipio de Manuel Tames, se ubique este zoológico, único de Cuba, y que se puede llegar en el ómnibus, que viaja tres veces al día o en cualquier otro medio automotor o tirado por animales.
La pequeña elevación, que resguarda con orgullo esta noble reliquia, parece casi imperceptible al viajante cuando transita despacio y atento por el zigzagueante sendero trazado para ir apreciando cada objeto creativo en el mismo lugar, donde los artistas descubrieron las rocas calizas.
La arboleda, eminentemente integrada por plantas frutales, le aporta singularidad, belleza y ambiente refrescante al sitio, que anualmente recibe a más de 10 mil visitantes, que en un contexto campestre pueden acompañar la feliz estancia con ofertas gastronómicas, que se brindan en unidades situadas en la entrada.
Entre los atractivos figuran la diversidad de tamaño de las piezas y la exactitud en los detalles de cada muestra. A partir de la entrada en escena del hijo comienza a incorporarse figuras humanas, que están al final del museo como demostración de la continuidad. Pueden  apreciarse  arriando bueyes con carreta, arria de mulos cargada de mercancía, característico de las zonas montañosas, y miembros de una familia en diferentes funciones dentro de un bohío, que sorprende por la exquisitez en la terminación con  representación de tablas, guano, puerta, ventana, piso de tierra y otros elementos..
En la casa de Ángel, hijo, cerca de emblemático sitio apreciamos fotografías del Íñigo del padre en compañía de famosa escultora cubana Rita Longa. Frente a ellas el joven relevo cuenta la vinculación con Las Tunas, sementada  en los encuentros nacionales de esculturas en el Balcón del Oriente cubano, en los cuales surgieron los compromisos para donar obras, que desde hace años están fijadas en un guajiro tocando guitara a la entrada del motel El Cornito, en alusión a las jornadas cucalambeanas, y otras piezas de animales en la parte delantera el Parque Zoológico.
Como dijo con humildad y sentimientos profundos, Las Tunas contribuyó a ampliar el horizonte creativo de su querido padre y a aportar esculturas a distintas partes de la nación.


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