domingo, 18 de junio de 2017

Padre en dos dimensiones

Desde dos dimensiones, como hace unos seis años, me enfrenté este domingo al Día de los Padres, con tremendo amor.
Luego de recibir el saludo mañanero con efusividad hogareña, algunos amigos y vecinos, me trasladé al cementerio Vicente García González, en la ciudad de Las Tunas, a llevarle flores a mi papá.
Allí entre un mar de público con flores en manos o colocándolas en tumbas y nichos, llegué al que guarda los restos de mi querido progenitor. Mientras depositaba el ramo multicolor, pronunciaba su nombre a la manera que lo hacía cuando en vida me encontraba con él.
Junto a mí, los otros cuatro hermanos que instantes antes habían hecho su cumplido.
Con tremenda emoción me mantenía en pie, pero sin llorar, ni leer plegarias, sino con voz cargada de expresiones que ratificaban el sagrado deber de hijo.
En los alrededores veía y escuchaba las más disímiles maneras en que los familiares se encomendaban a los suyos, entre flores, lágrimas, ruegos y otras manifestaciones luctuoarias.de tradición en estos contornos del oriente de Cuba.
Ya en las afueras del camposanto, los cinco hermanos, junto a otros familiares, amigos y conocidos, intercambiamos sobre diferentes puntos de vista, incluyendo recuerdo de papá y de la vieja, que vive con cerca de 90 años.
Casi al mediodía, cerramos el capítulo junto y cada cual tomó su rumbo, en medio del tremendo Sol, algunas nubes y la alegría de ser padres, que también merecía los respectivos homenajes.
De regreso al hogar, ordené los recursos y me dispuse a festejar junto a mi esposa y el hijo menor.
Tremendo cierre de jornada con comida a base de fricasé y carne frita de cerdo, congrí oriental, ensalada de aguacate, plátano frito, rodajas de mango y cerveza Mayabe.
El resto de la jornada lo completé con música a moderado tono, momentos conectados a internet desde mi computadora personal y la visualización de distintos programas televisivos.
En fin, el Día de los Padres transcurrió con instantes halagueños, que contribuyeron a una jornada grandiosa y feliz, que incluyó la efusiva felicitación telefónica de mi hijo mayor, que está en Paraguay..
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