En este
primero de julio se cumplen 188 años del natalicio de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé) su enorme obra poética anda entre su gente que lo
venera, al son de la 50 Jornada Cubana en su honor.
En cada una de
las manifestaciones en su honra, se exalta al “poeta y repentista cubano, reconocido como la figura
más prominente de la espinela del siglo XIX en Cuba, cumbre del siboneísmo y el
criollismo literario. Durante su trayectoria como poeta y repentista, también
desempeñó algunos oficios como periodista, editor, dramaturgo y pagador de
obras públicas”
Y que tanto en las márgenes de El Cornito,
entre bambúes, como en la ciudad de Las Tunas se llueven los regalos poéticos
para acuñar la inmortalidad de la grandiosa obra.
El eco de la tradición atrae a la
actualidad al “hijo de Manuel Agustín Nápoles Estrada y Antonia María Fajardo, una familia de blancos ricos
propietarios de grandes extensiones de tierras, así como de un ingenio
llamado El Cornito en las afuera de la ciudad,
del cual su padre era propietario de terrenos pertenecientes a la finca. Allí
vivió hasta los 29 años”.
Cuenta la historia que “fue educado
por su abuelo materno. Desde pequeño dio señales de tener aptitudes superiores
al resto de sus hermanos por la poesía. Por lo que su abuelo se encargó de
darle a conocer los autores clásicos como Homero, Virgilio y Horacio, además lo indujo a poseer un
amplio conocimiento de la literatura clásica
española y de los poetas cubanos Zequeira y Rubalcaba;
pero también tuvo ayuda de su hermano Manuel, pues fue quien lo inició en los
caminos de la poética y la retórica.
“Durante su trayectoria como poeta y
repentista, también desempeñó algunos oficios como periodista, editor,
dramaturgo y pagador de obras públicas”.
El Cucalambé,” según el ensayista y
poeta Carlos Tamayo Rodríguez, significa cierto baile de negros, seudónimo festivo
de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, que se corresponde con una parcela fértil de
su obra, enraizada en los valores autóctonos de nuestro folclor latinoafricano”.
Cuentan que “viviendo en Santiago de Cuba, desapareció sin dejar huellas en
la etapa final del año 1861, a la edad
de 32 años. Existen varias versiones sobre su pérdida misteriosa, pero las más
aceptadas es la del suicidio”.
Su obra se publicó editó en 1974, en el volumen Poesía
Completa. El desaparecido Indio Naborí contribuyó a la inmortalización de su
obra.
Hace 50 ediciones de la Jornada
Cucalambeana, que históricamente reúne en Las Tunas, especialmente en El
Cornito, a una pléyade de artistas, que teniendo como base a la décima acentúan
la tradición cultural con ascendencia en los campos de Cuba.
La Cucalambeana se acuña como la
mayor tradición cultural en Las Tunas, se extiende a la nación a varias partes
del mundo. Por eso hoy, El Cucalambé anda entre su gente.
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